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Lo que abre el amor, que no lo cierre el miedo.


lunes, 3 de noviembre de 2008

Va por vosotros



Cada poema es único.
En cada obra late, con mayor o menor grado, toda la poesía. Cada lector busca algo en el poema.
Y no es insólito que lo encuentre:
Ya lo llevaba dentro.

Octavio Paz (1914-1998) Poeta y ensayista mexicano.




Cuando tenía catorce años, iba caminando una tarde hacia la casa del que sería mi primer amor y en el camino, me sorprendió una poesía. Sí, me sorprendió ella a mí. Empezó a dictarse en mi mente, así, sin más, del tirón. Y, cuando por fin, llegué a su casa, le pedí papel y lapiz y la escribí (creo que nunca llegué a dársela). Ésa fue mi primera poesía y, desde entonces, fue como si un caudal se hubiera abierto dentro de mí y ya no pude parar.
Hubo años de sequía, años en los que, ahora a la distancia lo veo, estuve alejada de mí misma y, por eso no escribía. Pero, afortunadamente, fueron pocos.
Durante todos estos años escribí y escribí y lo hice para mí. Escribía a modo de terapia (por llamarlo de alguna manera) o de autoconocimiento, a modo de desahogo y, a veces también, para liberar mi mente de tanto pensamiento que si no sacaba acabaría por roerme sin siquiera darme cuenta.
Muy pocas veces compartía con alguien mis escritos y no se trataba de un acto egoísta sino porque consideraba que lo que escribía para mí no podría tener valor para nadie. Es decir que no lo compartía por miedo, por falta de confianza en mí misma y en lo que hacía, por temor a que alguien pudiera destruirme ese tesoro que era tan mío, como si fueran a descubrir mi escondite o a burlarse de mi alma.
Por eso, iniciar este blog fue más un desafío hacia mí misma, un acto de coraje antes que una necesidad de hacerme ver u oír.
Dejé de centrarme en si era realmente bueno o no lo que escribía y empezó a importarme más tener la capacidad de llegar al corazón, despertar un sentimiento, ofrecer mis palabras, humildemente, para que otros pudieran nombrar lo que sentían.
Lo que vino después ha sido sólo un regalo, un premio para mi alma y un incentivo a no detenerme. Había personas del otro lado que se sentían tocadas, de alguna manera, con una frase que yo había escrito y eso me parecía extraordinario, casi mágico.
No todo lo que plasmo en este rincón (que ya no es sólo mío) es producción propia, a la vista está. Pero sí, todo lo que aquí escribo, pasa por mi corazón. Algunos son cuentos que me han contado, mensajes que me han llegado a través de personas que quiero, recuerdos, dudas, aprendizajes, deseos. Es como un cuaderno, de los muchos que tengo y que siempre llevo conmigo, en el que voy tomando notas de lo que me gusta o me hace pensar y en el que pruebo incursiones a otros géneros literarios (si es que lo que aquí hay puede llamarse literatura).
Este blog no es un diario. No narra mi vida, aunque lo haga de alguna manera y sin quererlo sólo por ser parte de mi. Muchas veces anoto cosas en él que no tienen nada que ver con el momento que estoy viviendo porque, como dijo el escritor mexicano Doménico Cieri Estrada, "La poesía no tiene tiempo, el que la lee la rescata, la hace presente y luego la regresa a su eternidad."
Por eso a veces saco de la manga algún poema antiguo o pongo algo que me han mandado y me gustó. No hay un por qué en cada post, ni me interesa que lo haya. De vez en cuando puede coincidir, pero no es una lógica que siga.
Y para muestra, aquí os dejo de regalo aquella primera poesía que escrbí una tarde caminando hacia la casa de mi primer amor...
Ah... me olvidaba de lo más importante: el valor de mis palabras no sale de mí, sino de quienes están del otro lado leyéndome. Sé que sonará a pelota, pero es la realidad, al fin y al cabo, ¿de qué servirían mis palabras si tú no estuvieras ahora leyendo lo que escribo? Así que ante tí me quito el sombrero y te digo modestamente... ¡GRACIAS!


Quiero ser Dios

Quiero ser Dios
Y ser todopoderosa
Y poner en tu camino
La más linda de las rosas.

Quiero ser Dios
Y estar en tu pensamiento
Para que en él no figure
Ni el más penoso tormento.

Quiero ser Dios
Y tomarte de la mano
Y así juntos volaremos
Lo más alto que podamos.

Quiero ser Dios
Y ser solamente tuya
Para decir que te quiero
Sin que tu mirada huya.



La poesía es un recuerdo de los mejores y más felices momentos de los mejores y más felices ingenios.
Percy Bysshe Shelley (1792-1822) Poeta británico.

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