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Lo que abre el amor, que no lo cierre el miedo.


sábado, 4 de diciembre de 2010

¿El precio justo?


Este verano, paseando por Roma, vi algo que me sorprendió. Caminábamos por Vía Condotti, una de las calles más famosas de la Ciudad Eterna, no sólo porque alberga lugares históricos como el Antico Caffé Greco que reunió en sus mesas a personajes célebres como Stendhal, Goethe, Byron, Keats y Listz, entre otros, sino también porque es un centro de compras de moda de grandes marcas de diseño; cuando en una de sus tiendas que hace esquina veo un mundo de gente haciendo una larga fila. Mi asombro fue aún mayor al ver que se trataba de la tienda de Louis Vuitton. No me hubiera sorprendido de haberse tratado de Zara o H&M, pero la diferencia en precios es bastante significativa y las personas que tienen acceso a sus productos, reducidas y selectas.
Evidentemente estaban lanzando algún tipo de oferta, cosa que no me quedé a corroborar. Pero lo que sí hice fue echar un vistazo a los productos expuestos en la vitrina. Lo más económico que vi fue una billetera por €600 y lo primero que pensé fue "ojalá tuviera esa cantidad para meter dentro de la billetera, no para comprarla". También había relojes por €1.400 y... basta... no quise ver más, no me hacía falta para imaginarme el resto.
Lo que yo me pregunto, al ver esas cantidades, es si la gente de dinero que se gasta eso en un reloj o en una cartera, en realidad sabe lo que está pagando. Y digo "lo que está pagando", no "lo que está comprando". Eso sí lo sabe. Está comprando un reloj, por ejemplo. Pero ¿qué está pagando? Obviamente me dirán que está pagando un nombre, en este caso Louis Vuitton. Pero ¿qué hizo de especial el señor Louis para que le paguen tanto por sus productos? ¿De qué material están hechos? ¿Quiénes los hacen? ¿Cuánto cobran por su trabajo? Etc., etc., etc.

Recuerdo una serie de videos que circularon hace un tiempo por You Tube, y que yo misma posteé en este blog, que se llamaban "La verdadera historia de las cosas". Allí explicaban, de forma muy didáctica, toda la trayectoria de un producto, desde el conseguir la materia prima para hacerlo, hasta que llegaba a las manos del consumidor. Era un largo viaje que involucraba muchos aspectos sociales, económicos y hasta ecológicos. Y por ese largo viaje uno acababa pagando, por ejemplo, por una radio, U$D 1,67 y, entonces, uno se preguntaba ¿cómo puedo pagar tan poco por algo que ha involucrado el trabajo de tanta gente? Este sería, así, el caso opuesto del que hablaba al comienzo.

Sinceramente nunca me gustaron las marcas, nunca me gustó tener que pagar por un producto más de lo que yo creo que vale. También depende de que producto se trate, cuánto me vaya a durar, para qué es, etc., etc., etc. Pero nunca me sentí cómoda teniendo que pagar por llevar un nombre enorme en el culo de mis vaqueros que ni siquiera era el mío!!!

Sé que la gente que paga cantidades desorbitantes por un producto común y corriente que lleva un nombre lo hace por pertenecer. Ya lo dice la publicidad de Visa “pertenecer tiene sus privilegios”, pero ¿por pertenecer a qué? ¿En qué me diferencio yo del resto de las personas por eso? Quiero decir, ¿es en eso en lo que quiero diferenciarme?

No entiendo de economía ¿vale? Sólo soy una consumidora de a pie que intenta, a veces, tener sentido común y yo creo que las cosas deberían tener un precio justo. Justo para todos. Para el que lo hace y para el que lo compra.
Y de lo que estoy prácticamente convencida es que la responsabilidad es de todos al momento de comprar.

Al final, salimos de Via Condotti y nos fuimos al mercadillo que estaba junto al Castel Sant´Angelo y allí me compré un bolso de Tous por € 12.
Todavía estoy preguntándome si hice lo correcto.


4 comentarios:

Lilith Lalin dijo...

Yo muchas veces he meditado lo mismo, el valor real de las cosas. Muchas personas se ocupan en tener y no en ser y aunque éstas al final no están peleadas, creo el ser es más importante.

Yo jamás pagaría precios como esos por cosas que al final no representan su valor real. El trabajo cuesta, las horas cuestan, todo cuesta, pero lo que realmente tiene valor, eso va mucho más allá de una cartera.

Saludos y me gusto mucho tu post. Muy reflexivo.

Ángeles

PD: Sorry las faltas de ortografía, aún no me acostumbro.

luz dijo...

Comparto tu opinión, Maga. Es más, aunque pudiera, que no es el caso, no pagaría esos precios por el hecho de llevar una etiqueta, simplemente porque me parece inmoral teniendo en cuenta cómo está el mundo.

Un beso

JUAN JES dijo...

Hay un bolero que dice...o más bien que canta: "Vanidaaaad, con las alas doradaadas..."

El nicho de mercado de esas marcas es para personas vanidosas, que además se pueden dar el lujo de - literalmente -, tirar a la basura mil, dos, diez, cien mil euros y no pasa nada, ni más ricos ni más pobres.

jdiana dijo...

creo que hiciste bien, y seguro que el bolso era hasta bonito, yo creoes que se puede disfrutar de las cosas materiales que el universo pone a nuestro alcance pero es desproporcionado gastar tan en cosas vanales, en definitica un bolso sirve para llevar tus cosas, esa es su misión ¿o quizas para que vaya diciendo:mira cuanto tengo y cuan poderoso soy?......
un abrazo

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